martes, 20 de julio de 2010

EL CADAVER DE LA NOVIA

VIOLENCIAS
Viernes, 9 de julio de 2010


La muerte de una joven estudiante de periodismo de 19 años y las sospechas fundadas de que el culpable sería su ex novio –a quien la víctima ya había denunciado por lesiones– puso en evidencia, otra vez, por qué la violencia de género es una pandemia que no se detiene frente a nuevas generaciones que parecen tener roles de género más flexibles pero están tan atravesadas por el patriarcado como las mayores. Al contrario, la violencia machista dentro de relaciones de noviazgo parece invisible por la falta de políticas y campañas públicas, por el vacío legal y la dificultad en el abordaje.
Por Flor Monfort

Marianela Rago murió asfixiada, golpeada y prácticamente decapitada por el corte que sufrió en la garganta con una cuchilla de su propia cocina. Tenía rastros de haberse defendido, los brazos cortados, la ropa rota y en la casa faltaban algunas pocas cosas.

Vivía en un departamento de dos ambientes con su hermano Matías. Oriundos de Tierra del Fuego, hacían vida de jóvenes estudiantes en la Capital: salían, conocían gente, tenían grupos de estudio y todas las semanas se reunían con su grupo de Río Grande, la ciudad donde crecieron.

Durante el último año de secundaria, Marianela estuvo de novia con Francisco Amador. El era su preceptor en el colegio Cierg. Pero cuando terminó la escuela ella y su hermano vinieron a Buenos Aires como muchos de sus amigos. Francisco también: trabajaba en una empresa de sistemas en San Isidro. Según amigos de Marianela, él vino sólo para controlarla a ella, quien lo denunció en los primeros meses de noviazgo por lesiones. Esa causa fue archivada y nadie, excepto una de sus mejores amigas, dijo conocer este dato.

Cuando Marianela apareció muerta, la relación había terminado casi 10 meses atrás. De hecho, sus compañeros en la escuela de periodismo ETER ni siquiera sabían de esta relación. Sólo dos de sus más antiguas amigas estaban al tanto de que él la había amenazado, la perseguía y hostigaba y la había golpeado. Las marcas de esos golpes se hicieron visibles el año pasado. Maquilló la causa de esas heridas con un argumento común: se había caído en el baño. El guión de la violencia de género se cumplía letra a letra. El ex novio, como tantos hombres violentos, desplegó toda su artillería en privado, generando un uno a una difícil de descifrar por el entorno y convenciendo al resto de que es un ser sociable y, muchas veces, encantador.

Si la violencia puertas adentro es difícil de detectar, un noviazgo violento tiene todos los ingredientes para volverse invisible: la falta de experiencia, la vergüenza de contar, la ausencia total de una red familiar, en este caso agudizada por la distancia pero casi siempre porque la sociabilidad de la juventud impone una lejanía, y el estereotipo que maneja en su cabeza una chica que apenas está saliendo de la adolescencia. “Un noviazgo violento es aquel en donde el hombre ejerce el control, vigila a la mujer, la amenaza y a la vez la convence de que él la va a cuidar como nadie y la va a amar para siempre. Y nadie tiene los ojos puestos en esas relaciones, porque los chicos están en esa etapa donde los ámbitos son sólo suyos. Vivimos en una cultura de apropiación machista basada en el miedo, la amenaza, la justificación y la culpa. Y el baluarte es el amor romántico, un verdadero cáncer que ataca a las chicas desde la primera infancia y atraviesa cualquier clase social”, opina Raquel Disenfeld, coordinadora de la organización Mujeres Libres y ex coordinadora de los talleres de noviazgos violentos de Mujeres al Oeste.

Cuando el femicidio de Marianela saltó a los medios de comunicación y todas las dudas recayeron en su ex novio Francisco, enseguida se supo que la familia de él era conocida en Tierra del Fuego por un caso que condenó a Amador padre en 1989. El hombre había matado a golpes a su otro hijo, a los 20 días de nacer. En el juicio alegó que el chico tenía una enfermedad llamada púrpura y que de ahí provenían sus fracturas y hemorragias internas. También trascendió que años antes, en un camping, Sergio Amador ató a Francisco durante todo el día a un árbol porque era muy inquieto. Por alguna razón, el hombre no soportaba la alteridad de sus chicos: seres independientes que actúan según sus propios deseos y pulsiones, no dejaban de jorobar cuando él quería. Su pena no terminó, aunque goza de salidas transitorias por buena conducta.

Si bien en la indagatoria se declaró inocente, Amador, de 23 años, no pudo explicar por qué tenía en su casa las cosas que faltaban en la de Marianela, ropa llena de sangre y una cuchilla similar a la que fue usada en el crimen. Hoy, el joven está preso en Marcos Paz.

A horas de conocerse los resultados de los análisis de ADN que determinarán si efectivamente la sangre hallada en la ropa de Francisco era de Marianela, la transmisión intergeneracional de la violencia es otra punta del ovillo para considerar la prevención de estos casos. “La transmisión intergeneracional está demostrada. Los niños y niñas que están sometidxs a la violencia entre sus padres o hacia ellxs tienen más probabilidades de repetirla. Trabajo con hombres violentos hace más de 20 años, y tengo una investigación que demuestra que entre el 50 y el 60 por ciento de quienes habían sido maltratados, replican ese modelo en sus parejas. Lo curioso es que el hombre que concurre a una institución porque quiere modificar su actitud violenta, a la pregunta sobre si fue maltratado en su infancia responde que no o justifica a sus padres. La mayoría los tiene idealizados, porque no los pueden desligar de ellos mismos”, explica Mario Payarola, psicólogo especialista en violencia familiar. De manera que la amalgama que se produce con el modelo de padre o madre se replica sobre quien cuenta con su misma intensidad e incondicionalidad aparente: la pareja. Y cuando un chico que transita sus primeras relaciones amorosas lo hace con condimentos conocidos en la familia, nadie se inquieta.

La transmisión intergeneracional no se da únicamente en el caso del hombre. Patricia Bravo, psicóloga que coordina uno de los programas de noviazgos violentos dependiente del Ministerio de Desarrollo Social advierte que “en la mayoría de los casos, una adolescente que sostiene a un novio violento tiene una madre que sostuvo a otro varón, probablemente a su padre. Es decir que se reproduce un modelo. Las madres que vienen a consultar al programa preocupadas por sus hijas no son conscientes de sus propios vínculos de pareja y han naturalizado situaciones propias que les hacen ruido cuando las ven afuera”. Muchas veces, son las madres y no las propias adolescentes las que hacen la consulta, lo que puede dejar en el aire la iniciativa de trabajar el vínculo. En el caso de Amador, su madre está bajo tratamiento psiquiátrico desde hace años, dejó su trabajo como docente y difícilmente haya podido borrar las heridas del propio maltrato sufrido como para trabajar sobre el bienestar de su hijo.

“Nuestra cultura es machista, dice que el hombre es libre y fuerte, que tiene que ser exitoso y poseer. La mujer cae en esa volteada y pasa a pertenecerle, a ser parte de su cúmulo de objetos. Y el terrorismo sexual es un delito que la gente considera de índole privada, por eso cuando a Lucila Yaconis la estaban violando, el asesino le dijo a alguien que pidió explicaciones por los gritos ‘es mi novia’ y nadie hizo nada”, agrega Disenfeld. Esa lógica de poder que parece jerarquizar a los varones y dejar en falso a las mujeres es una trampa del sistema. Porque no brinda un espacio al fracaso, a los malos entendidos, a las experiencias frustradas, a caerse y volver a empezar, a tolerar el dolor de una pérdida y recuperarse: cuando un hombre no tiene un espacio simbólico donde ser débil, la omnipotencia puede terminar en muerte. Por eso, ante la frustración del no poder se pega, se rompe, se arruina. Son subtextos de conductas que es necesario analizar aunque no impliquen ninguna justificación de la violencia.

Fabián Tablado, el protagonista de uno de los casos más conocidos de noviazgos violentos, que terminó con la muerte de Carolina Aló por 113 puñaladas, no podía soportar, entre otras cosas, que ella no quisiera darle un hijo. En las cartas sumariadas en la causa consta que Tablado le pedía “un fruto” concreto y real del amor que se tenían, y juraba que eso iba a terminar con sus celos y necesidad de control: “Si me das un hijo voy a confiar en vos”. Ante la negativa de ella, frente a la imposibilidad de tramitar ese rechazo, Tablado la apuñaló hasta matarla. En este sentido, el caso Aló-Tablado es paradigmático: el tipo que se queda en la puerta de las reuniones a las que va su novia, las marcas en el cuerpo, las cartas con promesas hasta la tumba y los llamados permanentes. Y familias a la que les cuesta visibilizar la amenaza que representa una relación con estas características en el comienzo de la adolescencia. El padre de Aló siempre dijo a los medios que le inquietaba la manera en que Tablado trataba a su hija, pero que jamás pensó que iba a terminar así. De manera que las grietas están aun cuando el peligro se advierte y es ahí donde las políticas públicas tienen que intervenir con luces de alarma. Tal vez si Edgardo Aló hubiera sabido a dónde acudir, si hubiera tenido esa información tan al alcance de la mano como se tiene el número de los bomberos en la heladera, la intervención institucional habría frenado el avance del agresor.

El próximo 13 de julio, el observatorio de femicidios Adriana Marisel Zambrano presentará el informe estadístico del primer semestre en la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Si bien no se podrán conocer las cifras hasta ese día, Ada Beatriz Rico, directora general del observatorio, adelanta que, respecto del mismo semestre del año pasado, la cantidad de femicidios aumentó un 30 por ciento. “Hay más difusión de los alcances de la violencia de género, pero también es cierto que hay más casos de violencia. En la medida en que las mujeres empiezan a tomar conciencia de este tema, el recrudecimiento hacia ellas es mayor con el objetivo de disciplinarlas. La realidad es que a partir de los medios de comunicación se exacerba la cosificación. Si desde algo tan simple y accesible a todos y todas como el programa de Tinelli la mujer es puesta en el lugar de objeto, se puede inferir que la habilitación de la violencia está y entra por todos lados”, resume Rico.

Una mujer que dice no a una relación que empieza a tornarse agresiva, con celos exacerbados y necesidad de control permanente, está expuesta muchas veces de igual manera que la que se queda soportando estoicamente. “No hay que subestimar las amenazas. Si la mujer no tiene respaldo, si no cuenta con una red de protección, puede quedar entrampada. Hay síntomas de vulnerabilidad pero en definitiva, cualquier mujer puede ser víctima de ellos”, describe Payarona. En el caso de Marianela, muy pocos conocían la trama de la relación. Una compañera suya del Instituto ETER, donde ambas estudiaban periodismo, contó que alguna vez apareció con la frente golpeada pero dijo que se había caído en el baño. “Si yo hubiera sabido que este chico le pegaba, la hubiera ayudado, me hubiera interiorizado de otra manera”, dijo a Las12.

Por más de una razón, los noviazgos son zonas de conflicto aún más brumosas que las parejas unidas legalmente. Si a Amador lo sentencian, no podrá aplicarse el agravante vincular, por eso desde varios colectivos feministas se está trabajando por la figura legal de femicidio, para que desde el marco jurídico haya una figura penal autónoma que marque la reprobación de una conducta, más allá de los papeles. En Guatemala está incorporada y en México se está debatiendo, los dos países de América latina que tienen índices más altos de femicidios.

Por nombrar un caso concreto, Adriana Marisel Zambrano fue asesinada a golpes delante de su beba por su cónyuge y padre de su hija; sin embargo, a la hora de condenar al agresor, como la pareja no estaba casada legalmente, se le aplicó la figura de homicidio preterintencional y se le dieron 5 años de cárcel. La figura preterintencional implica que no hubo deseos de matar y habilitó al agresor a pelear por la tenencia de su hija para cuando salga de la cárcel. Muy lejos de hacer futurología, queda bastante claro que hay una tragedia anunciada en esa probable convivencia futura. Al menos, una desprotección total de las dos víctimas del caso: la mujer-madre y la niña-hija.

A pesar de este panorama, hay programas de noviazgos violentos en marcha. Algunos impulsados por la Dirección de la Mujer, que funcionan en tres centros de la Capital Federal, otro dependiente del Municipio de Morón y en algunas provincias como Tucumán. Se propone un día semanal de encuentro y un marco de contención individual si es necesario. La idea es abrir un espacio donde las chicas hablen de sus relaciones, las comparen con otros casos y sepan los finales posibles, asuman un nuevo rol en sus parejas y puedan salir de situaciones asfixiantes. Pero aparecen varias dificultades. En primer lugar, si se trata de una imposición familiar fracasa, porque las chicas abandonan a las semanas de empezar y muchas veces intensifican el vínculo como respuesta al castigo que implica verse obligadas a asistir a un grupo. Según datos aportados por Guadalupe Tagliaferri, directora general de Mujer del Gobierno de la Ciudad, el 47 por ciento de las que se acercan a consultar son las madres. Si bien es mejor que alguien intervenga a que nadie lo haga, muchas veces es contraproducente la iniciativa. “Si la relación cuenta con el ingrediente de la prohibición, se genera un Romeo y Julieta muy complicado de desarmar. Por eso es importante que los padres aflojen con el tema de la prohibición, porque es probable que eso los una, que se escapen juntos o que terminen haciendo un acting de una situación que no hubiera llegado a ocurrir”, explica Bravo.

Para Laura Larrañaga, directora del área de Políticas de Género de la Municipalidad de Morón, que posee un centro de atención llamado Vivir sin Violencia, donde se hacen talleres de noviazgos violentos, “Trabajamos desde 2005 y poco a poco nos empezaron a llegar casos de chicas muy jóvenes. Al principio las incluimos en los grupos de adultas, pero no daba resultado porque ellas asumían un rol maternal con las más chicas y nadie salía beneficiada. Hoy trabajamos en grupos separados cada temática y nos especializamos en el tema: es muy difícil trabajar con adolescentes, muchas veces sus relaciones son un ida y vuelta de control exacerbado y agresión mutua. Solo que después son ellas las que quedan entrampadas en esa violencia, que empieza chiquita y después sabemos dónde termina. Las chicas piensan que el control es amor y les cuesta visualizarse como mujeres libres. Ese es el paradigma que nosotros tratamos de tirar abajo, porque ahí nace todo. No nos interesa la revinculación: trabajamos para que las mujeres se separen”, explica y aclara que casos como el de Marianela se pueden prevenir, pero son muchos los ojos que tienen que posarse sobre los y las jóvenes para atender a estas cuestiones, no sólo la familia, también la escuela, los amigos, un médico/a o psicopedagogo/a. Y más arriba, las comisarías, fiscalías y juzgados.

Otro punto que vulnera la efectividad de los programas de noviazgos violentos es que hay que ir a buscarlos: salvo algunas excepciones, no están en la escuela, no se promocionan en la calle ni se mencionan en la tele. Los y las especialistas que trabajaron en escuelas coinciden en que ése es el punto neurálgico donde empezar a derribar mitos y a echar luz sobre los modos de relacionarse, el respeto a la autonomía y las cuestiones de género.

Liliana Morales, miembro de la organización Mujeres al Oeste, cuenta que tuvieron un programa de noviazgos violentos para chicos del tercer ciclo durante tres años pero que ahora, por falta de recursos para seguir, solo trabajan a demanda específica. “Para los chicos, está naturalizado que la seducción y la conquista son tareas del hombre y que la mujer, luego de seducida, pasa a ser su pertenencia. Lo que se espera de ellas es que sean sumisas, que el varón las encare y si no es así, se convierten en putas. En la sexualidad el uso de preservativo también está invisibilizado. En la ley provincial, se cuenta la violencia de género desde el noviazgo pero en la práctica la ley no se cumple. Por eso la tarea hoy es visibilizar la cuestión”, explica.

Visibilizar, prevenir y responder con leyes que amparen a las víctimas parece ser la respuesta necesaria de una sociedad atravesada en todas sus capas por una lógica de poder masculina. Que las mujeres hayan accedido a puestos que antes les estaban vedados es un avance, los roles de género pueden ser más flexibles ahora pero sin embargo todavía se arrastran como lastres el mito del amor romántico, la falta de educación sexual desde el inicio de la escolaridad, la utilización de los cuerpos femeninos como mercancías, la demonización de la perspectiva de género por parte de los fundamentalismos religiosos y un lamentable y largo etcétera que hace que el futuro se presente teñido de asesinatos como el de Marianela Rago.

lunes, 15 de septiembre de 2008

El 10 de setiembre de 2008

Cuando la palabra Gracias no alcanza...

La reunión del aniversario no tuvo show, las "Artistas" eramos todas, cada una con su presente y el emotivo pasado de todas..., motivando un futuro.
Y se dijo y se escribió y se sintió: Por otros 25 años!

Transcribo aquí las palabras de una mujer, escribe al llegar a su casa luego del festejo.


Por qué cantamos... Y por muchos años más!!!
Nos invadía la emoción, la alegría, los recuerdos, la nostalgia, las ausencias, las palabras, los silencios, las fotos, lo que fuimos, lo que somos.
Mujeres de todas las procedencias, de todas las edades, académicas, políticas, estudiantes, dirigentes, amas de casa, de los barrios de las ciudades, estuvimos allí para festejar juntas los 25 AÑOS DE LUGAR DE MUJER y lo hicimos, como las feministas sabemos hacerlo con belleza y libertad.
No fue un acto más, o un encuentro de los que muchas veces compartimos, así lo sentí desde el primer momento, cuando Lucrecia Oller me llamó para que fuera a la reunión que estaba organizando con motivo del festejo. No lo dudé, como tampoco lo dudaron quienes estuvieron allí dando el apoyo a un principio que validaba nuestra historia, nuestras luchas, nuestra vida misma, nuestro sentido de vida.
Imposible olvidar aquellos primeros años; para quienes entonces participábamos de la doble militancia, en el movimiento de mujeres y en los partidos políticos, fue doblemente difícil; histéricas, amazonas, locas, malco…y otros tantos epítetos rumoreaban en nuestras espaldas, por aquellos espacios anquilosados. No obstante, convencidas que “cuándo cambia la mujer cambia la política” seguimos adelante. Nuestras alianzas allí nos situaban y juntas conquistamos varias de las leyes que hoy la sociedad consecuentemente dispone: ratificación de la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), “Patria Potestad Compartida, Divorcio Vincular, Derecho a la Pensión del Cónyuge en las uniones de hecho, Ley de Cupo, Ley Nacional de Sida, de Protección contra la Violencia Familiar, Programa Nacional de Salud sexual y Procreación Responsable, la incorporación de las Convenciones Internacionales de Defensa de los Derechos de las Mujeres a la Constitución , Ley de Educación Sexual Integral, entre otras.

Aquella noche del 10 de septiembre en el salón San Martín de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, festejamos también la Democracia, la Libertad, las utopías, los sueños, las esperanzas.
Un fuerte aplauso dio por concluido el festejo, sin embargo seguíamos allí, abrazándonos, reencontrándonos, buscándonos, sabiendo que seguimos necesitándonos para continuar progresando en la defensa y promoción de los derechos humanos de las mujeres y para su reconocimiento como sujetas de derecho, no solo en lo formal, sino en la práctica cotidiana, para lo cual es indispensable continuar apoyando los procesos de empoderamiento y el acceso a la ciudadanía plena, entendida como el derecho a tener derechos y a poder ejercerlos efectivamente.
No se cuándo volveremos a juntarnos pero estoy segura que allí estaremos nuevamente juntas para honrar la vida.
Patricia Puebla Feminista - Septiembre 10 de 2008

Palabras de Diana Maffía - Mesa participativa en la Celebración de los 25 años de Lugar de Mujer Estamos festejando los 25 años de Lugar de Mujer y lo estamos haciendo como si estuviéramos en Lugar de Mujer. Ni siquiera se pueden sustraer las personas de protocolo, de locución, nadie se puede sustraer. Me encanta que estemos acá, me encanta que este sea el espacio donde Lugar de Mujer pueda festejar sus 25 años, ni lo hubiéramos soñado hace 25 años, apenas teníamos la esperanza de que estábamos recuperando la democracia y que a lo mejor había un lugarcito para las mujeres en esa democracia. Pergeniando desde la multisectorial de mujeres que podíamos hacer un Encuentro y que a lo mejor ese encuentro de mujeres podía traer lugares de otras provincias, y se hizo, hace 24 años, el primer Encuentro Nacional de Mujeres , éramos 1000 mujeres en la Ciudad de Bs As. Acabamos de terminar en Neuquén un encuentro extraordinario donde hubo de todo, no lo voy a relatar acá porque es un recinto muy importante y porque tengo acá atrás… tengo miedo que me tire la caballería… Me encanta además estar representando, junto con Gabriela Alegre, junto con María Elena Naddeo, junto con Delia Bissutti, junto con Cecilia, que ha sido diputada mandato cumplido, con tantas mujeres que hemos podido llegar a espacios en los cuales… Clori Yelicic, me estaba faltando la pata socialista. Pensar que desde las ideas que cada una cultiva, desde la trayectoria que cada una tiene, ya me han dicho que tengo una larga trayectoria, cumplo 55 dentro de unos días, para que no hagan la cuenta, igual que Mechi, cuantos años teníamos en el 83, qué cosas estábamos haciendo, estábamos haciendo entre otras cosas estas resistencias, primeros caminos que nos llevaron pergeniar a fines de los 80 una estrategia en un Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe sobre cómo lograr el cupo, como persuadir a los varones de nuestros partidos, quienes tenían estos partidos mayoritarios, que el otro partido ya estaba por aprobarlo y que mejor no dejarlo pasar y salir antes con… y bueno, se aprobó el cupo… Acabamos de hacer una declaración por los 20 años de la Revista Feminaria. Lamentablemente para el número de este año Lea Flechter no va a estar, está en EEUU, pero 20 años de una revista feminista con persistencia en este país… desde tantos lugares, en la década del 90 pudimos construir espacios académicos en las universidades, algo que también parecía impensable en la universidad pública y esos espacios se construyeron y hoy tenemos incluso postgrados en estudios de género y trabajos de investigación, becas, doctorados, en el Conicet espacios de investigación cuyas trayectorias tienen que ver con los estudios de género. Acá está Mabel Burin, postdoctorados en estudios de género. En estos 25 años pasó de todo y lugar de Mujer siempre estuvo allí. Yo recuerdo en ese Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe…, ahí me conocí con Lucrecia para siempre, porque por supuesto… hay un proverbio japonés que habla de los encuentros que traen consecuencias. Conocerla a Lucrecia trae muchas consecuencias. Y yo veía las fotos, de distintos momentos de Lugar de Mujer y pensaba en lo que contaba Ana y es que hay un modo de la resistencia, un modo feminista de la resistencia subversiva que es hacer la lucha con alegría. Eso es incomparable. Hacerlo con alegría, nos reímos, estamos en un espacio donde estamos discutiendo los temas más dramáticos y encontramos la manera de transformar ese dolor en lucha y también en alegría por la lucha. Tenemos también un principio físico que es el de acción y reacción. Avanzamos muchísimo pero las reacciones patriarcales son cada vez más duras, salvajes, más crueles, tenemos formas de reacción hacia las mujeres, y Nina nos está recordando eso precisamente, formas de reacción que tampoco hubiéramos imaginado. Podemos verlas y mucho tiene que ver Lugar de Mujer y el estilo pedagógico que hoy adoptó Marta para esta presentación, entre celebratorio y pedagógico, no sea cosa que nos vayamos sin una lección de este espacio, que sea puro festejo. Es ver que estas cosas que nos pasan no nos pasan individualmente ni nos pasan por accidente, nos pasan por algo que compartimos, nos pasan colectivamente y la lucha contra estas cosas también tienen que ser una lucha colectiva, los patrones de dominación son colectivos. Aunque nos pasen vidas individuales, el golpe, el insulto, el femicidio, nos pasan en los cuerpos individuales pero por patrones colectivos que compartimos. Entonces, generar esta conciencia, este trabajo persistente… Me dije: No me voy a ir sin mi folleto de los 25 años…, cuando lo abro me conmueve saber qué Lugar de Mujer está abierto para todas las mujeres que recién inician este camino de sospecha de que a lo mejor en algún sitio me pueden ayudar. No se ha ido a la superestructura de los organismos internacionales… sigue estando en un lugar que ya nos avisaba que las reacciones podían ser violentas. Yo quiero hablar de un episodio que para mí fue una advertencia de que estábamos molestando. Acá somos muchas las que molestamos, recién me encontré con una jueza, Elena Liberatori y le dije: Mucho gusto, otro tábano. Nos dedicamos a molestar con una persistencia que, realmente, merecemos algunos de los éxitos en el camino. Yo aprendí el día que incendiaron Lugar de Mujer, ¿se acuerdan uds de eso? del incendio de Lugar de Mujer, esa advertencia que decía: Chicas… paren, no se metan en esto porque esto no es para ustedes. Las chicas no pararon, se metieron y esto es para todas nosotras, así que muy Feliz Cumpleaños.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Por otros 25...

En el año 1983, durante los últimos meses del gobierno militar,un grupo de mujeres decide fundar LUGAR DE MUJER. Su objetivo fue construir un ámbito de encuentro, discusión, difusión, investigación, promoción, y en definitiva de lucha por mejorar la condición social, política y legal de las mujeres.

LUGAR DE MUJER funcionó como un espacio autogestionado por mujeres e intervino activamente para conseguir:
La patria potestad compartida.
La modificación de la ley de nombre.
La ley Salud Sexual y Procreación Responsable.
La ley de Protección contra la Violencia Doméstica.
La incorporación de las Convenciones Internacionales de defensa de los Derechos de las mujeres a la Constitución Nacional a través de la última reforma.
La inclusión del aborto terapéutico y en caso de violación como no punible.

Durante sus 25 años de trabajo y de encuentro, miles de mujeres pasaron por el servicio de asesoramiento jurídico, psicológico y grupos de autoayuda para mujeres golpeadas, que se realiza gratuitamente por parte de profesionales capacitadas especialmente para atender y entender la problemática de las mujeres.
LUGAR DE MUJER realizó y sigue realizando una tarea de capacitación para la lucha contra la violencia, mediante cursos, conferencias, debates, etc.-

ENCARAMOS LAS LUCHAS DE LAS MUJERES QUE NO VAN A CESAR JAMAS.
Por esto y mucho más..., por compartir, por enseñarnos y por aprender, desde el encierro y las salidas, desde los fracasos y los logros, desde historias únicas y repetidas, para encontrarnos con lo mejor de cada una, para todas y cada una de las mujeres que de algún modo sumaron a este Lugar, un sentido abrazo.

Con mucha alegría las invitamos a celebrar y compartir con nosotras el 25 cumpleaños de Lugar de Mujer, la primer Casa Feminista en Argentina.

Acompañan a Lugar de Mujer en su aniversario las siguientes Instituciones:

RED ARGENTINA CONTRA LA VIOLENCIA DOMESTICA Y SEXUAL Lucrecia Oller Ex presidenta de Lugar de Mujer
AAES Asociación Argentina de Educadoras Sexuales
Agenda de las Mujeres
Casa de la Mujer de La Matanza "Rosa Chazarreta"
ECAPSOCIAL Equipo de Capacitación en el Abordaje de Problemáticas Sociales
ELA Equipo Latinoamericano de Justicia y Género
FEIM Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer
La Casa del Encuentro
Mujeres en Igualdad


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